Este juguete, que aún conservo, fue una de las cosas que marcó un antes y un después en mi vida. Con sólo 10 años ya había hecho mis pinitos desmontando algún aparato (que, normalmente, no volvía a ser lo que era), haciendo saltar el automático en casa de mis abuelos al hacer un cortocircuito con unos cables, y ese tipo de cosas que, hoy en día, están de una forma u otra prohibidas. O bien porque los enchufes incorporan sistemas de seguridad que quizá no hubiese sido capaz de saltarme (aunque creo que sí ;-) ), o, en el caso de los equipos que desmontaba, porque ya casi es imposible abrir nada por los sistemas que se utilizan para conseguir ese bonito propósito que es la obsolescencia programada. ¿Para qué se tiene que poder abrir un aparato, si son de usar y tirar?.
Volviendo al tema que nos ocupa, la cuestión es que, a partir de los sencillos experimentos que planteaba este juquete (bueno, sencillos los primeros... algunos otros, para un principiante, no lo eran tanto), empecé a entrar en un mundo desconocido para mí pero que parecía extremadamente interesante: la electrónica. Si algún joven lee esto, quizá se le haga difícil pensar en un mundo sin ordenadores personales, móviles, Internet, redes sociales, ... Las personas, eso sí, se relacionaban más con su entorno cercano y menos con el lejano. Al contrario que pasa ahora... Bien, a mí el AYPETRONIC me sirvió para relacionarme con gente; por medio del montaje de pájaros electrónicos, llamé la atención de unos niños (y niñas :-) ) que veraneaban en mi misma calle. Podríamos decir que fue un Tweet con la tecnología de finales de los 70 :-D
Movido por las ganas de experimentar, pude ver mis primeros transistores (BC-327 y 337) soltando el humo mágicco que, una vez escapado, ya no se puede volver a meter en el componente, y queda para siempre inutilizado. Tuve que serrar más de una cajita para reponer lo roto (seguro que a algún lector le ha pasado también... Así aprendí también algo más, que es soldar con estaño. Eso sí, nada de soldador de lápiz como el que empleo ahora... un soldador DAVI de 75W (y 125V). Con el que también descubrí lo que era una quemadura...
Pasaron los años (y las décadas) y el AYPETRONIC me siguió hasta mi vivienda actual (que, casualmente, es la misma en la que experimenté mi Tweet electrónico hace ya tanto tiempo. A pesar de los años, está casi completo (creo que le falta algún puente metálico), y conservo caja y documentos, con la esperanza de que alguno de mis hijos lo emplee... por ahora vamos 3-0, pero queda un último cartucho, mi hijo pequeño que está (a fecha 1/2013) a sólo dos años y medio de tener la mágica cifra de 10 años... ya veremos lo que pasa.
Llevo tiempo esperando una oportunidad de comprar otro en eBay... y ha habido varias ocasiones que, por una razón u otra, he perdido. Pero hace unas semanas se vendía uno nuevo, de juguetería, sin abrir. ¡Tenía que conseguirlo!. En el último momento, tenía mi puja ganadora preparada... y falló Internet. Y me quedé sin él :-(. Se vendió por unos míseros 15€. Casi me da algo... Pero pensé que, quizá el vendedor pudiera tener otro. ¿Qué iba a perder preguntando?. Y se obró el milagro: ¡había otro igual en el almacén!. Y, además, tuvo a bien el vendérmelo por el mismo precio, con compra directa. Fue increíble. ¡Muchas gracias!
Esta es una foto del que no pude comprar, pero el mío está igual, con su plástico interno intacto y sin abrir:
Antes de conseguir el nuevo AYPETRONIC, a petición de un colega escaneé todos los documentos que acompañaban al mío. Es por eso que veréis señales de uso (mucho en algunos casos), pero espero que, aún así, sean útiles para quien haya perdido esta información
Muestro las imágenes reducidas, pero enlazan a otras con buena resolución